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¡Sal de ti, atrevete! |
Un centinela te aguarda presto
para esposar tu cansado cuerpo,
no sabe del óbito de tu alma
hace tiempo ya encadenada.
Prisión temerosa de tu libertad perdida
que, con eslabones de hierro,
a mi desquebrajado ser esclavizas,
no te vanaglories de tu prisionero,
antes de tu amarga llegada
hubo otro odiado carcelero,
el miedo que a mi vida llena
y tenebrosamente la rodea.
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