Creía que creía.
Creía que la vida era vida
sazonada de buenos augurios,
que el sol amante fábrica
de calor y energía.
Creía que la luz era luz
nacida en noche de plenilunio,
que la luna fiel novia
del caminante nocturno.
Creía que el hombre era hombre
dignificado con el ser persona,
que el amor sentimiento pleno
por todas las cosas,
Creía, creía que creía,
y sólo soñaba que existía.
Mi dulce sueño es un encierro,
entre las rejas de lo onírico
vivo y en ellas me asiento.
¡Vida, qué lejos de ti lo verdadero!
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