viernes, 19 de abril de 2013

Desayunos y meriendas.


   Vuelta a casa del trabajo. Son las siete de la tarde y en mi ciudad aún queda más de una hora de luz del sol, lo mejor del reciente cambio de hora. El paseo, de unos cincuenta metros a pie desde donde me han dejado hasta llegar a mi hogar, es muy agradable. Buena temperatura, bullicio de idas y venidas por las calles, gente en las tiendas, niños corriendo y asustando a la mascota de turno que tranquilamente camina con su dueño, se respira buen ambiente. Al llegar a la esquina de mi plaza, mesas llenas con los tazones y vasos de leche, es la merienda. Atrae a mis ojos ese oscuro y espeso chocolate con la bandeja de churros al lado. No puedo resistirme, me paro y tomo asiento. Pido mi ración y tazón. Pronto me lo traen, calentito, el humo lo delata y ese olor tan característico penetra mis sentidos, rico, muy rico. ¿¡ Gustáis!?, uno de los mejores y más deliciosos momentos de las mañanas y tardes de mi barrio, el típico y sabroso chocolate con churros, ¡buen provecho!.

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