domingo, 9 de febrero de 2014

'Ergo sum qui sum'

    De nuevo me dirijo a todo aquel que me quiera leer, incluido tu. De antemano, agradecer que lo hagas. Como un amigo me dijo un día, 'en toda mi vida no poseo el tiempo necesario para leer todo lo bueno y ya publicado'. 
   Hace tiempo que no escribía en el blog. Pido disculpas a las personas que hayan entrado pensado ver algo nuevo. No es cuestión de que no sea importante para mi. Tampoco, para ser francos ha sido prioritario. Cierto es que desde el mes de diciembre hasta la fecha han confluido diversas circunstancias, las fiestas y un mes de enero plagado de acontecimientos y emociones importantes que han colapsado cualquier otra actividad, incluida la de escribir aquí. Puede parecer un tanto contradictorio, porque en realidad he vivido experiencias afectivas y sociales como para impulsar más de un escrito. Aunque tal vez, aún tenga que digerirlas y hacerlas mías. Para ser plenamente sincera, no me ha apetecido y tuve otras ocupaciones.
   Existen momentos en nuestra existencia complejos y ricos, difíciles de calibrar e, incluso, de asumir. Los sentimientos se entremezclan confundiendo los matices de las sensaciones. Se convierten en una gama blanca y negra, pasando por tonos grisáceos con pinceladas de todos los colores del arco iris. La consecuencia es un estado anímico vago, de bloqueo y estático pero efervescente, al borde del estallido. Y en tanto estás pasivo, de repente, la actividad emerge y te envuelve frenética hasta paralizarte. Un círculo cerrado, de ida y vuelta, y tú, tú en el centro. ¿¡Dónde está la manivela, dónde la manilla de la puerta, esa cerradura y llave que en ocasiones la abre para liberarte del centrifugado en el que te encuentras!?¡¿dónde?!.... Silencio, el eco repite hasta el infinito tu grito sordo, se pierde entre los mudos sonidos de la nada. El vacío cubre cualquier palabra, ¡silencio!. Nubes blancas te acompañan sobre tu cielo, tus húmedos ojos cuartean la visión del horizonte, lo deforman y oscurecen. Caes desplomado y tu cerebro vehemente te ordena, ¡levántate y anda!, obedeces. De pie, sin lágrimas, miras y ahí los tienes, el azul, el rojo y el verde, a media altura, al nivel de tus palmas para que al alzarlas los tomes en tus manos y dibujes tu propio destino. 
   Con ellos resbalando entre tus dedos y el roce suave de la brisa sobre tu rostro, oxígeno vital, esbozan tus labios una tímida sonrisa. Se desmoronan cansadas tus rodillas, de un golpe seco, yaces en el suelo y duermes. La vigilia creativa penetra el umbral de tu mente, sueñas, descansas inerte. A golpes de teclas, desparramas palabras, enlazas frases, intentas hilvanar una historia, escenas del día a día y otras aún por existir. El silencio enmudece y hablas, narras. ¿Eres tu o tu otro yo?, 
                               'ergo sum qui sum'
   Es lo más parecido a cómo me he encontrado estos meses atrás, no tengo claro si todavía. Pensamientos contrarios y absurdos entre sí, emociones y sentimientos cruzados, sensaciones amargas y gratas. Tristezas y alegrías como la vida misma. Lo exhausto era la acelerada velocidad del cambio de unos a otros. 
   Mientras creaba 'La Mala Educación', idea original y escrita por mí para representarse en Coín(Málaga), el siete de febrero. Más adelante, merece trato aparte, hablaré de este acto y de los dos acontecimientos del mes de enero, importantes en lo personal y profesional para mi. Ahora, ya es suficiente con contar lo agitado y convulso de mi ego interno en estos días. Espero no haber aburrido.
  

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