lunes, 26 de agosto de 2013

El paraíso de Coín


   Una hamaca y dos farolillos sobre el césped de una piscina rodeada de plantas y árboles, magnolias, jazmines, claveles, naranjos y limoneros entre otros. Es tierra fértil de huertas. ¡Huele a tierra mojada y a vida!.
    La flor de San Esteban en la entrada, cerrada por el día y abierta por la noche, da la bienvenida al que llega al porche principal. ¡Cuántas experiencias vividas en él!. Con sus dos niveles, uno para el desayuno, la cerveza de media mañana o tarde, el te o café de la merienda, la copa después de una copiosa cena o un exquisito tentempié según la jornada depare, el otro con la barbacoa y en el centro una gran mesa sombreados por el techado de caña y parra para las comidas de las grandes ocasiones con los amigos. Y al fondo, la casa de una sola planta.
   Aquí me encuentro y aquí en uno de mis pueblos van transcurriendo mis penúltimos días de vacaciones. Pasaron ya las idas y venidas a la playa, a lugares para visitar, enseñar y disfrutar con mis amigos de otros lares. Ahora toca la intimidad y goce sosegado con los más cercanos a dónde vivo. He huido de las ferias circundantes y me he refugiado en este pequeño paraíso.. Verdor, frescura, oxígeno con el aderezo de grandes compañías, de gratificantes y ricas tertulias o, tan sólo, el bello y ensordecedor silencio del campo.
   Soy una privilegiada y me regocijo por ello. Gracias amigos por vuestra hospitalidad y cariño, gracias por existir y ofrecerme cobijo, gracias por ser como sois y estar en mi camino, gracias por abrirme vuestra casa Jose, Miki, Irene y Ana.

  ¡ Es el paraíso de Coín !

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