sábado, 30 de marzo de 2013

La historia de Pedro VI, círculos concéntricos.


   El joven inquieto se muestra muy desconcertado, no para de andar de un lado a otro. El árabe se le acerca, no puede creer que su Al Andalus cayera en la miseria,
   - ¡Andalucía pobre!, ¿cómo?, ¿no entiendo?.
   Su alarmante pregunta no encuentra respuesta porque se oyen unos golpes en la puerta. Todos se giran hacia el ruido constante, únicamente el romano reacciona rompiendo el silencio y abre,
   - Adelante, pasen .
   Pedro perplejo, no da crédito a sus ojos, ante sí un campesino con pantalones de pana, camisa y sombrero de ala ancha muy alborozado,
   - ¡¡Muy buenas!!, al ver que nadie le contesta, repite, ¡¡muy buenas!!.
   - Pasa, hombre, pasa, Pedro asume que algo vendrá a decir, ¡muy buenas!, al parecer te estábamos esperando, aunque yo no lo supiera.
   El campesino sonriendo repasa con una mirada de soslayo toda la habitación y dudando le dice,
   - ¿Tu..., eres Pedro?
   - Sí.
   El hombre vuelve a obervar los personajes de su alrededor, ríe,
   - ¡Vaya no tenía que haberlo ni pensado, se nota!, ¡hola, familia!.
   Saludan los demás con un gesto, excepto el adolescente.
   - Y tu, ¿quién se supones que eres?.
   - Yo soy uno de tus antepasados más cercanos. Incluso, si me apuras, puede que aún viva.
   - Ah si, entonces, dime, ¿cómo empezó este siglo?.
   - Mal, bastante mal, no nos engañemos. La depresión por la pérdida para España de las colonias americanas y la filipina; el mundo entero hacia la primera Guerra Mundial, la Gran Guerra la llamaron, aunque como nada se solucionó le otorgaron el otro nombre, desgraciadamente en previsión de lo que luego ocurriría; la crisis y el gran crack del 29, acontecimientos que arrastraron a un empobrecimiento económico general. También a Andalucía dónde se sucedieron los hechos de 1918 y 1919.
   - ¡Claro te refieres a las ideas de Blas Infante y sus consecuencias!.
   - Estas ideas ya tuvieron su precedente en el siglo anterior. Recuerda, Antequera desempeñó un papel importante.
   - No sabía...,¿que ocurrió?
   - En ella y Ronda se constituyeron los cantones de 1883, provocados por la situación de miseria del pueblo de la que intentaban salir desde ideas regionalistas.
   El árabe alucinado por estas revelaciones, si cabe más que antes, exclama,
   - ¡¡Al andalus pobre, no me la imagino!!.
   - ¡¿No se la imagina?..., y tan empobrecida!. Entre otras cuestiones, la mala distribución de las tierras que, viene de lejos, le han producido mucho daño.
   Se adelanta el romano, en su memoria los años transcurridos aquí, los añora,
   - Es una verdadera pena, la riqueza de la Bética es copiosa.
   Posa su brazo en Pedro, nostálgico, arropando de consuelo al obnubilado muchacho. La calidez y cercanía de este abrazo de su antepasado de Roma le ayudan a recomponer el ánimo, mudando su preocupación por una renovada esperanza.
   - ¿¡Sabéis!?, ahora comprendo un poco más, me queda mucho por conocer...
   Argoantonio le interrumpe,
   - A partir de este instante es obra tuya el investigar, reflexionar sobre tu propio pueblo y sus huellas. las pasadas y las que vendrán. De ti dependerá, tu eres el protagonista.
   El tartesso se va e invita al resto a seguirle caminando hacia la puerta. Corre Pedro para impedirlo,
   - ¡¡No, esperad, todavía tengo dudas...!!
   Caso omiso a su súplica, desaparecen. Retrocede lento al sillón. Su rostro demudado, medita. Con de lasitud por el cansancio, se acomoda con pesadez, su espalda y cabeza reclinadas. En cada tramo de respiración el duermevela gana terreno y, por fin, le arrebata el sueño. Se cierne la penumbra.
   Tocan al timbre, cambian los focos de una luminosidad mayor abarcando el salón por completo. Turbado se despierta, se yergue y se dirige a abrir,
   - ¡Qué raro!, acordándose de lo vivido, ha sido un sueño...
   En ese momento, había quedado la puerta entreabierta, entran unos amigos... Su cara cambia radicalmente al verlos. Con alboroto, sin disimulo alguno de su alegría,
   - ¡¡Si!!, ¡¡eráis vosotros!! Ahora comprendo...
   - ¿Qué te pasa, Pedro?. Tranquilízate, tu no estás bien.
   Los cuatro amigos sorprendidos y asustados por su actitud, pero él ensimismado y sabiendo que eran ellos con otros ropajes, continúa,
   - Si..., le cortan,
   - Tu has bebido o qué.
   - No, no, os cuento.
   - Mejor será, explícanos
   - He tenido un hermoso sueño, en el que he descubierto horizontes muy bellos...
   Sus amigos aturdidos, creen que está loco, le siguen la corriente,  rodeándole, se sientan todos
   - Ah, si, empieza.
   - Veréis..., leía un libro sobre Andalucía a cuenta del examen (con la voz más queda y bajándose la luz) cuando de pronto me dormí y....
                                                                   Cae el telón.
                                                              (Fin)


                       

   

 

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