domingo, 3 de marzo de 2013

Costumbre y ley

Me encuentro en días de reflexión, ¿curiosa expresión, verdad?. Pues sí, estoy pensando sobre parte de lo que acontece en el panorama de la actualidad. No, no estamos en fecha previa a unas elecciones, cuando más se utiliza la frase de 'días de reflexión'; aunque, se emplee para deliberar a quién y no lo qué votamos y así nos va. al pelo. Sí, al pelo de lo que la voluntad de unos individuos, con mayor o menor preparación, en tal caso, casi lo de menos, quieran y hagan. 

Me explico, no es que la preparación no sea importante, no obstante, en cuanto a los políticos no tiene porqué ser fundamental en ciertos temas, ya que para ello existen los técnicos y asesores correspondientes. Lo que sí es prioritario y necesario es su nivel ético, de honestidad y servicio hacia los demás, al bien público. En este punto, es en el que me freno y medito.

¿Es ésta una cuestión exclusiva de los políticos?

Lanzo un dicho muy popular de nuestra lengua, 'la costumbre hace la ley'. Me acongoja observar que, lo de la entrega de sobres y bolsas bajo cuerda, la evasión fiscal, el uso fraudulento de fondos públicos o privados, de contactos, la falsedad documental o la malversación de caudales públicos o privados..., es de uso muy habitual y cotidiano. No sólo es imputable a la clase política o económica de este país, miremos a nuestro alrededor, en nuestro entorno, en nuestro día a día. ¿Quién no ha tergiversado, escondido u ocultado una información o documento?, ¿quién no ha desgravado algo a sabiendas que, o, no era cierto, o, sólo a medias?, ¿quién no ha evitado impuestos?, ¿cuántos no han trabajado sin declararlo?..., ¿¡por qué o por quién nos llevamos las manos a la cabeza y nos escandalizamos!?, ¿cuál es la diferencia entre unos y otros, la posición económica o social?, ¿y si tuvieran otra, dejarían de hacerlo?, recordemos que 'el hábito hace al monje'. ¿¡Quién tira la primera piedra!?. ¡Asombra y da estupor!.

Acaso, ¿¡por costumbre se haya hecho norma!?, entonces, es ya un mal intrínseco a nuestra sociedad y a nosotros mismos. Razonamiento que me horroriza, pero que no puedo apartar de mi entendimiento porque, como decía Giambattista Rampoldi, 'los malos hábitos tienen tal fuerza, que de un hombre libre crean un esclavo'. 

Sin embargo, mi intelecto y corazón se remueven, se rebelan y luchan contra esta idea, creo aún en el ser humano, en sus virtudes y defectos, en su propia regeneración para renacer a un mundo nuevo. No dejemos de gritar, de manifestar públicamente la indignación por la pérdida de nuestros derechos, libertad e igualdad, por crear e inventar un sistema social que nos ampare y dé cabida a todos, que no sea excluyente, pero acompañado de un cambio o revolución interna paralela: 'yo soy porque nosotros somos', y a la inversa. 

Esta es la esperanza que sostengo y el reto por el que trabajo, esta es nuestra gran batalla individual y guerra colectiva, sin armas, con consciencia plena de nuestro yo al tu, y del tu al vosotros, ¡la Gran Revolución!.

No os quiero cansar ni cansarme, os dejo un vídeo del discurso de Antonio Banderas en la entrega de medallas en el día de Andalucía a personajes distinguidos de todos los ámbitos del saber, de la economía y la cultura. No todo es malo o está viciado en nuestro país. Sobre todo, señalar el último tramo del mismo, a partir del minuto veintidós, merece la pena, sembremos la semilla del mensaje a toda la Humanidad, o, al menos, a quién podamos.


                     

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