Sí, te preguntarás porque me cuestiono tiempo o edad.
Es una reflexión que me he hecho después de leer el post de una amiga 'la mediana edad'. En el respondí con una frase última de 'Todo es relativo hasta la atemporalidad del paso de los años'. Veamos, pues.
Te imaginas que el tiempo en lugar de medirse en milésimas de segundos, segundos u horas, días o semanas, meses o años..., lo hicieras según las emociones que sintieras, conforme a los sentimientos que tuvieras, recibieras o generaras..., de acuerdo, con lo ya hecho....
¿Cuál sería entonces tu edad?, ¿coincidiría con la establecida por tu fecha de nacimiento?, ¿te asignarías la misma que los demás?, y tú ... ¿qué edad pondrías a los otros?.
Ufff, demasiado complejo, ¿¡verdad!?. Creo que, entre otras razones, por ello, al final concluimos y todos aceptamos los distintos métodos de medir el tiempo de acorde siempre con elementos externos a nosotros: el sol, las estrellas, el carbono, la propia tierra...
Pero, y, ¿¡qué hay de nuestro tiempo!?, ¿ése que transcurre en ti y en mi desde que nacemos?
La sensación que me da es que es más condesado, mucho más espeso y concentrado. Dicho de otra forma, en un período limitado, márgenes casi confundibles con lo ilimitado, o, por contra, totalmente con lo limitado. Depende de nosotros mismos, de ti y de mi, de lo queramos vivir, cómo y con qué intesidad. Hay radica la posición de nuestra edad, la física ya la conocemos. El tiempo pasa de forma inexorable y cuantificable ajeno a ti; la edad la trabajamos y desarrollamos nosotros, tú en ti mismo, la edad nos pertenece.
Nuestro tiempo, tu tiempo, son instantes de los momentos que más te emocionen, sientas y hagas.
Son los que nos hacen vivir, porque con ellos renovamos o gastamos nuestras energías. Tu tiempo, tu edad, en gran medida la decides tu mismo. Termino con la misma frase que cite 'Todo es relativo hasta la atemporalidad del paso de los años'.
¡Vivamos pues!
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